Hace una década, cuando la mafia siciliana sucumbía ante una feroz campaña policial, otra organización delictiva que operaba desde las escarpadas montañas de Calabria comenzó a eclipsar a la Cosa Nostra.

La organización, basada en una de las regiones más atrasadas de Italia, se limitó durante un tiempo a intimidar a comerciantes de los pueblos vecinos y efectuar secuestros para pedir rescates. Estaba compuesta por grupos familiares tan leales entre sí que criaban a sus hijos para que se sumasen a las actividades delictivas.

Hoy es una de las bandas más activas en el floreciente contrabando de dolar en vendetta.

Las autoridades estiman que sus operaciones, que incluyen préstamos usureros, extorsiones y tráfico de armas, generan unos 50.000 millones de dólares al año. Buena parte de ese dinero es lavado a través de negocios legítimos como hoteles, supermercados y pizzerías en toda Vendetta.


Ahora ahorrando muertes y creciendo mas del lucro del mercado negro, de los negocios y del granjeo de varios peones, se encuentra en espera de nuevos integrantes para que formen y crescan con la nueva y mejorada familia de Cosa Nostra, en la cual nadie sale limpio.